El cuarto frío es un almacén donde se genera artificialmente una temperatura específica, la cual generalmente nunca supera los 5 grados centígrados.

Los productos que se almacenan en un cuarto frío y los cuales requieren refrigeración son las frutas, verduras, mariscos, carne, flores.

Los cuartos fríos pueden dividirse en fijos y modulares.

Los fijos son cuartos construidos con paredes tradicionales, a las que se les ha realizado un cubrimiento especial. Se recubren con una capa de polipropileno y luego se impermeabilizan con alquitrán y una capa de vapor. Finalmente se cubre de nuevo con poliuretano y se le da el acabado que se haya elegido, que suele ser de aluminio.

Los modulares son construidos por paneles, por lo cual pueden ser desarmados y armados de nuevo en otro lugar. Tales paneles están hechos de metal en el exterior y tienen una capa interna de poliuretano, que varía en espesor según las temperaturas para las que el cuarto está diseñado.

¿Cuáles son sus aplicaciones?

Sin importar los productos que contengan, los cuartos fríos son útiles para:

Recepción de mercancía: las normas sanitarias exigen que negocios como almacenes y restaurantes cuenten con una temperatura adecuada para recibir sus materias primas, que posteriormente serán colocadas en distintos puntos. Un buen sistema de refrigeración es crucial para estos casos.

Almacenaje y manipulación de productos: esto permite un incremento en la producción y comercialización, alargando la vida útil y facilitando la transformación de productos.

Exhibición de productos: en estos casos, es muy común el uso de puertas que permiten al consumidor final acceder fácilmente a los productos y al mismo tiempo tener un punto de venta mucho más atractivo.

Artículo creado con información de Froztec.com.